El 8 de diciembre ya fue definido como "el lunes negro" en la prensa de Estados Unidos. Fue aquel día cuando muchos de los pronósticos agoreros -en medio del tsunami financiero que atraviesa el mundo- se dieron en coincidencia. La compañía Tribune, editora del "Chicago Tribune", "Los Angeles Times" y otros importantes títulos, se declaró en suspensión de pago ante los juzgados de Delaware, apremiada por una deuda de 13 mil millones de dólares. Pocas horas más tarde, acordó con Barclays Capital para la reorganización del grupo. Aquel mismo día, el New York Times colocó su flamante sede como una prenda de negociación ante sus acreedores. El grupo McClatchy, que apenas un par de año antes estaba en plena expansión, colocaba con cartel de venta al emblemático "Miami Herald". Y también trascendía que los recortes de personal -directos o indirectos- ya alcanzaron a 15 mil personas vinculadas a los medios gráficos de prensa en el último período, todos víctimas de la misma crisis.
Dentro de ese contexto hay que colocar la situación revelada, pocos días más tarde, acerca del "Detroit Free Press". Si bien no está entre los gigantes de la prensa estadounidense, es uno de los diarios de mayor tradición y se ubica entre los 20 de mayor venta diaria. Es un símbolo del estado de Michigan y, en su tiempo, un reflejo más -como la ahora perturbada industria automovilística- de la pujanza de esa zona. El Detroit Free Press -con circulación diaria de 298 mil ejemplares a fines de setiembre- decidió reducir su servicio de entrega a domicilio. Vamos a los datos concretos: en otros mercados, esa entrega puede ser una contribución marginal. Pero en el caso del "Detroit..." representa a 200 mil suscriptores diarios, es decir, dos terceras partes de su circulación. Los propietarios (Grupo Gannett, otro de los colosos de la prensa USA) decidieron, por ahora, que el "delivery" se mantenga sólo los jueves, viernes y domingos (que son los días más rentables) mientras que el resto de la semana se venderá sólo en quioscos, mientras que los lectores abonados sólo podrán consultar el diario completo a través de internet.
¿Es una aproximación a la conversión total hacia la web, cómo lo hizo un título menor aunque también tradicional (el Christian Science Monitor)? Por ahora, es prematuro decirlo.
Lo cierto es que el Detroit Free Press también está pagando en medio de la crisis. Tanto la general -y que atraviesa a todo su estado- como la de la prensa gráfica en su país, donde la pérdida de circulación se hizo ostensible en este último período.
Luis Vinker es Director Periodístico del Diario gratuito LA RAZON, Argentina.